miércoles, 14 de agosto de 2013

El Que Tiene Tienda que la Atienda ... con Cerveza

Todos los día me levanto muy temprano a sacar a pasear a mi perrita. Trato de levantarme más temprano que el alcalde Petro y camino al parque repito con fe un mantra: ¡ Que no se le ocurra otra locura! ¡ Que no se le ocurra otra locura! ¡ Que no se le ocurra otra locura! ...


Que no se le ocurra otra locura mañanera del alcalde Petro. No se si las chifladuras se le ocurren mientras duerme, o tiene un corto circuito en el cerebro y si duerme del lado derecho se le activa,  o si las va madurando día a día hasta que son lo suficientemente disparatadas para hacer una rueda de prensa y ocupar las primeras páginas del periódico.

Una idea bien intencionada


En su última locura decidió prohibir a las tiendas de barrio el expendio de alcohol; inicialmente en algunas localidades y con ganas de extenderlo a toda la ciudad.

La idea en principio bien intencionada es disminuir el número de muertes violentas en la ciudad y como las estadísticas lo indican, buena parte de esas muertes ocurren en riñas causadas por efectos del alcohol. Los médicos de urgencias bien lo saben: viernes y luna llena  es un desfile de apuñaleados, baleados, golpeados ... todos borrachos.

Para una persona del común parecería una idea noble, loable y maravillosa. A quien no le interesa reducir las muertes violentas de la ciudad. Además el desfile de borrachos en la calle los viernes en la noche es molesto para los que no tomamos.

¿De dónde saco lo que sé?


A este punto debo aclarar varias cosas. No tengo una tienda de barrio (a Dios gracias, ya explicaré porque); tampoco soy cliente asiduo de tiendas de barrio para consumir alcohol, salvo una cerveza cada mil años para preparar el refajo del asado; tampoco tengo una licorera o soy distribuidor de licores.

El análisis siguiente proviene de mi experiencia en el desarrollo de software. Mi empresa tiene una aplicación de toma pedidos móvil o TIENDA a TIENDA que es usada por distribuidores mayoristas y por esa relación con mis clientes conozco la importancia del alcohol y el cigarrillo en la economía de la ciudad.

¿Qué es una tienda de barrio?

Una tienda de barrio es principalmente un negocio de supervivencia familiar.
En una tienda de barrio se venden toda suerte de abarrotes de consumo diario: gaseosas, papas fritas, aguas, dulces, granos, papel higiénico, jabón en polvo, helados, empanadas de vitrina y sobre todo cigarrillos y alcohol.


Quien ha visitado una tienda de barrio (no supermercado) se habrá dado cuenta de algunas cosas:
  • En buena parte están mal abastecidas. Señal inequívoca de que sus dueños no tienen mucho capital para mantener las estanterías llenas. Yo sobretodo almacenar perecederos. 
  • Son atendidas por sus dueños y por sus hijos por lo general menores de edad.
  • Muchas quedan en el primer piso de la vivienda.
  • Sus clientes durante el día son niños que consumen montos no mayores a $2.000. Gomas de $200, papas fritas del $1000, helados de $1000.  
  • Personas adultas mamándole gallo al almuerzo: Una empanadita grasosa con Coca-Cola y mucho ají; Un Chocorramo y un nestea... cosas de esas. 
  • Las amas de casa prefieren los minimercados a las tiendas de barrio.
Todas compras menores a los $10.000 y que dejarán de ganancia entre $100 a $2000 por cliente. Mantener una familia con esos ingresos implicaría tener más de dos mil transacciones al mes es decir 10 clientes por hora de manera constante... Quien haya visitado una tienda de barrio habrá visto que pasan horas sin clientes que las visite.

Básicamente, no se puede mantener una familia a punta de papitas fritas y gusanos de gelatina.

Las Tiendas de Barrio Sobreviven del Trago

A principios del año uno de mis clientes de quebró. Le tomó dos meses solamente, después de años de una rentable operación. Mi cliente un distribuidor tienda a tienda manejaba las líneas más importantes de cereales (Kellogs), aseo, atunes en lata, papas fritas, dulces, cigarrillos y alcohol. Manejaba miles de tiendas pequeñas de barrio en Bogotá.

En un golpe de mala suerte, mi cliente perdió en un corto lapso tiempo la distribución del trago y los cigarrillos por cambios de política de sus proveedores. De un momento para otro sus ventas cayeron entre un 60% a 70% y dejó de ser rentable, para producir perdidas. A las pequeñas tiendas de barrio no les interesaban las papas fritas y los Kellogs porque estas viven del trago. Más del 50% de los ingresos de una tienda de barrio provienen de las bebidas alcohólicas y los cigarrillos.

Quiebra Inminente


Así como mi cliente perdió de un momento para otro el 60% de sus ventas; con la prohibición, las tiendas de barrio perderán la mayor parte de sus ventas y con estas su principal medio de subsistencia. Miles de familias humildes que hoy sobreviven con un pequeño negocio en el primer piso de su casa pasarán a una situación más crítica.

Los borrachines buscarán otro tipo de negocios. Migrarán a bares, burdeles, canchas de tejo, galleras y otros sitios de mala muerte. Conseguirán trago de manera clandestina y los veremos bebiendo en los parques y andenes de la ciudad.  Los deportistas que remataban sus picaditos con usa cervecita fría tendrán que conformarse con un Vive100 o un Nestea.

Distribuidores tienda a tienda quebrarán. Al desaparecer las tiendas de barrio por no ser rentables, los distribuidores que recibían el arrastre del trago para vender papitas, dulces, cereales verán bajar sus ventas hasta puntos insostenibles.

Pobreza a cambio de estadísticas

Nuestro alcalde no mide las consecuencias económicas de sus actos. Condenará a la quiebra a miles de familias humildes para poder mostrar a su grupo de ciegos adulones una disminución de uno o dos puntos en las muertes violentas de la ciudad.

La ciudad no necesita prohibición, necesita regulación. Mañana nos prohibirá salir a las calles para evitar los accidentes de tráfico, pasado mañana prohibirá los paseos a los cerros para evitar los atracos, traspasado mañana prohibirá los taxis para evitar los paseos millonarios... Igual, estuvo a punto de prohibir el uso de celular en la calles para evitar el robo de los mismos.


Es ingenuo por parte del alcalde, que al prohibir el alcohol en las tiendas de barrio vaya a convertir a nuestra ciudad en un mar de tranquilidad lleno de gente sobria.


Por eso sigo repitiendo mi mantra: ¡ Que no se le ocurra otra locura! ¡ Que no se le ocurra otra locura! ¡ Que no se le ocurra otra locura! ...



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